En el momento que decidí abrir este
blog, estaba enfocada en el hecho de que las crisis siempre generan
oportunidades. Queriendo descubrir dentro de mí la manera en que podía aprovecharlo,
verificar que me gusta y que me hace feliz hacer, ya que pocas veces tenemos la
oportunidad del tiempo y en ese momento lo tenía.
Definitivamente sabía que podía
escribir en un blog, ya que me gusta escribir. Así que era el momento perfecto
para seguir ese camino que en un momento me había planteado. Me emocionaba,
pero sin muchas ideas en concreto. Un blog es una manera de entrar en el mundo
digital, muy provechoso en estos momentos.
Buscando muy adentro de mí ser, llegó
a mi mente Chulinga. Ese nombre para mí es un hermoso recuerdo de mi infancia
junto a mi Abuela, así como lo reflejé en el primer artículo de este blog y
definitivamente algo que siempre he querido exponer.
Hace algunos años junto a mi familia
teníamos una parcela en Nirgua, estado Yaracuy, Venezuela. Al poco tiempo de
comprarla, logramos construir una casa en ella y así poco a poco fue creciendo.
Era una especie de casa de campo. Mi Mamá era feliz sembrando plantas en ella,
Evencio quien es su pareja, disfrutaba del agradable ambiente y yo de esa
especie de retiro de ciudad que ofrece.
Muchos proyectos y sueños siempre
estuvieron en ese sitio.
Al principio no le teníamos nombre a
la parcela. Recuerdo que muchos vecinos del lugar les habían colocado nombres
curiosos a sus parcelas, como uno de ellos que es “Canchunchu florido”
Le colocamos a la parcela el nombre de “La Chulinga”. Era ideal, por lo que significa para mí y acordamos que definitivamente así se llamaría.
Mi abuela al enterarse se emocionó y mando
a hacer el nombre de la parcela con su imagen en un acrílico, para de esa manera
colgarlo en el jardín de la misma.
Al pasar los años, por múltiples
razones de país, debimos venderla. De esta manera el nombre de “La Chulinga” ya
no estaría vigente en ella, pero siempre en mi corazón y de esa forma revivió
en este blog.
Saludos
Magíster Samirca Reyes
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